jueves, 12 de junio de 2008

Un cuento cursi parte I

Ayer miré esos ojos. Dios tuvo una especial gentileza conmigo, y lo que a continuación voy a expresar me hace reírme de mi misma así que espero que se sientan con total libertad para burlarse de mí. Juro por lo más sagrado que tengo (que no se que es con exactitud,pero lo tengo) que desde hace 5 años y un mar de lágrimas no veía unos ojos como los que ayer me miraban. No, pero no solo me miraban, me hablaban y cuando el sol del mediodía los hirió con un poco más de luz de la que se puede tolerar, un verde profundo se apoderó de ellos y yo tuve la fortuna de notarlo. Resulta que los ojos de mi chico se parecen a mi, cambian constantemente.

La cosa es que yo no pude evitar sentirme capturada por esa mirada, porque cuando hablo de los ojos,me refiero a todo lo que tiene que ver con ellos, el contorno, la profundidad, el brillo... Y lo más curioso de todo es que yo siento como si "algo" y no me pregunten la definición de esa palabra porque no la sé, pero "algo" se hubiese despertado en mi. Si, ya sé que se lee muy cursi, y créanme, se vio peor,pero esa es la historia. Saben algo? He comenzado a disfrutar de sus abrazos, pero de verdad,del calor de su pecho, he comenzado a sentir un beso en la frente cual llovizna en la madrugada, y saben algo?? Me da miedo.

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